9/26/2010

Las enfermedades de la pobreza desafían a la salud pública local

El caso del trabajador del Hospital Carrasco que se contagió de tuberculosis reavivó esta semana en Rosario la preocupación por las llamadas enfermedades de la pobreza. Tuberculosis, chagas, leptospirosis, hantavirus, malaria, dengue, cuadros diarreicos y parasitosis se diagnostican con más frecuencia de lo que se cree. Conforman el abanico de patologías infectocontagiosas que están íntimamente relacionadas con las condiciones de vida de la población que las padece y que afectan a los sectores socioeconómicos más vulnerables. De allí que representen un desafío constante para el sistema de salud provincial y municipal, ya que más del 90% de estos enfermos se atiende en efectores públicos.
   Los tratamientos son largos y costosos, la medicación no está siempre disponible, los enfermos están generalmente mal alimentados y habitan en zonas marginales. Para darles respuestas, además de la acción médica para tratar la patología en sí (que implica a enfermeros, kinesiólogos, médicos generalistas, especialistas) hay que poner en marcha un engranaje que incluye también a trabajadores sociales y del área de la salud mental.
   Es más, el secretario de Salud Pública municipal, Lelio Mangiaterra, dijo a La Capital que “la interdisciplina no alcanza para hacer frente a estas enfermedades. Hay que echar mano al trabajo intersectorial con educación, obras públicas y medio ambiente”. El funcionario reconoció el desafío que implica dar respuestas ante esta realidad, ya que “es una batalla desigual”, y agregó: “Por más esfuerzos que se pongan en el ámbito de la salud, la situación está determinada por las condiciones socioeconómicas”.
   De todos modos, mencionó que gracias a las estrategias puestas en marcha y al trabajo denodado de los recursos humanos del sistema de salud provincial y local “no” están desbordados.

Panorama. Para conocer qué pasa en la región es necesario hacer un repaso de los datos estadísticos. Respecto de la tuberculosis (TBC), una enfermedad producida por un bacilo y que se contagia por el aire cuando la persona tose, en 2009 se diagnosticaron 554 nuevos enfermos en la provincia, de los cuales 309 habitan en Rosario. Para garantizar que los pacientes cumplan con el tratamiento, lo que permite curarlos y a su vez evitar el contagio a terceros, personal del equipo de salud debe estar presente en el momento de la toma durante los 6 meses que dura la terapia, algo que se hace en el hospital, pero si es necesario también en el domicilio del enfermo. El año pasado, el 97% de las personas con tuberculosis en Santa Fe fueron tratadas bajo esta modalidad.
   Si bien el número de pacientes con TBC se mantiene estable desde hace 4 años, los médicos están preocupados por el incremento de personas que han contraído tuberculosis resistente o multirresistente, que es la que no responde a los antibióticos conocidos, complicando el estado de salud del paciente y también multiplicando las posibilidades de transmisión de la enfermedad al no poder ser controlada.

Otras patologías. En Rosario hay en la actualidad más de 600 personas con diagnóstico de Chagas (enfermedad que transmiten las vinchucas) y se estima que por cada uno de ellos hay 20 que desconocen su condición. Si bien la patología se instaló en la ciudad como consecuencia de las migraciones internas del Chaco y otras zonas endémicas, hoy la mayoría de los enfermos en tratamiento nació en Rosario. “Su atención representa un verdadero problema de salud pública para la ciudad”, señaló el cardiólogo Juan Beloscar, a cargo del único servicio de la provincia que trata esta patología en forma exclusiva y que funciona en el Hospital Centenario. “Son hijos de madres que tenían el parásito que produce la enfermedad, ya que la transmisión vertical es uno de los modos de contagio más frecuentes”, enfatizó el médico.La mayoría de los enfermos habita en las zonas oeste, noroeste y sur. Más del 80 por ciento no tiene obra social.
   La leptospirosis, transmitida por los roedores, es otra de las enfermedades vinculadas a las condiciones de vida que está aumentando en Santa Fe. Esta semana se conoció un nuevo diagnóstico en un joven de 27 años que trabaja en un supermercado de la capital provincial. Sólo en Rosario ya suman 48 los diagnósticos confirmados en lo que va del año, contra 8 que se registraron en todo 2009. Las autoridades sanitarias de la provincia reconocieron en estos días su preocupación por el incremento de los casos, algunos de ellos mortales.
   El hantavirus es otro problema de salud producido por ratones que se cobra todos los años vidas en la provincia.
   También hay que mencionar que el dengue y la malaria ya forman parte de la realidad local y afectan, en especial, a los sectores más desprotegidos (ver página 4).
   Otro foco de atención para las autoridades sanitarias son las enfermedades intestinales, como las diarreas y las parasitosis, siempre presentes y relacionadas fuertemente con malas condiciones de vida y hábitos de higiene insuficientes. Estas concentran año a año esfuerzos desde el punto de vista de la atención médica, ya que además de los medicamentos para solucionarlas suelen requerir internaciones.
   El año pasado, alumnos y profesores de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR decidieron investigar qué tipo de problemas del tracto digestivo afectaban a la población infantil en los distintos barrios de Rosario. Después de analizar las muestras, determinaron que en casi el 50% había presencia de uno o más agentes patógenos, fundamentalmente bacterias.
   Las enfermedades del tracto intestinal están ligadas a la pobreza, la inadecuada higiene personal y familiar, la falta de servicios sanitarios como cloacas y agua potable y de saneamiento ambiental.
   Además de las enfermedades transmisibles o infectocontagiosas, las denominadas “carenciales”, como los déficits nutricionales (anemias, desnutrición) también sirven como espejo de las sociedades que las padecen. Para saber qué condiciones de vida tiene una población, hay que analizar de qué se enferman sus habitantes. l

El caso del trabajador del Hospital Carrasco que se contagió de tuberculosis reavivó esta semana en Rosario la preocupación por las llamadas enfermedades de la pobreza. Tuberculosis, chagas, leptospirosis, hantavirus, malaria, dengue, cuadros diarreicos y parasitosis se diagnostican con más frecuencia de lo que se cree. Conforman el abanico de patologías infectocontagiosas que están íntimamente relacionadas con las condiciones de vida de la población que las padece y que afectan a los sectores socioeconómicos más vulnerables. De allí que representen un desafío constante para el sistema de salud provincial y municipal, ya que más del 90% de estos enfermos se atiende en efectores públicos.
   Los tratamientos son largos y costosos, la medicación no está siempre disponible, los enfermos están generalmente mal alimentados y habitan en zonas marginales. Para darles respuestas, además de la acción médica para tratar la patología en sí (que implica a enfermeros, kinesiólogos, médicos generalistas, especialistas) hay que poner en marcha un engranaje que incluye también a trabajadores sociales y del área de la salud mental.
   Es más, el secretario de Salud Pública municipal, Lelio Mangiaterra, dijo a La Capital que “la interdisciplina no alcanza para hacer frente a estas enfermedades. Hay que echar mano al trabajo intersectorial con educación, obras públicas y medio ambiente”. El funcionario reconoció el desafío que implica dar respuestas ante esta realidad, ya que “es una batalla desigual”, y agregó: “Por más esfuerzos que se pongan en el ámbito de la salud, la situación está determinada por las condiciones socioeconómicas”.
   De todos modos, mencionó que gracias a las estrategias puestas en marcha y al trabajo denodado de los recursos humanos del sistema de salud provincial y local “no” están desbordados.

Panorama. Para conocer qué pasa en la región es necesario hacer un repaso de los datos estadísticos. Respecto de la tuberculosis (TBC), una enfermedad producida por un bacilo y que se contagia por el aire cuando la persona tose, en 2009 se diagnosticaron 554 nuevos enfermos en la provincia, de los cuales 309 habitan en Rosario. Para garantizar que los pacientes cumplan con el tratamiento, lo que permite curarlos y a su vez evitar el contagio a terceros, personal del equipo de salud debe estar presente en el momento de la toma durante los 6 meses que dura la terapia, algo que se hace en el hospital, pero si es necesario también en el domicilio del enfermo. El año pasado, el 97% de las personas con tuberculosis en Santa Fe fueron tratadas bajo esta modalidad.
   Si bien el número de pacientes con TBC se mantiene estable desde hace 4 años, los médicos están preocupados por el incremento de personas que han contraído tuberculosis resistente o multirresistente, que es la que no responde a los antibióticos conocidos, complicando el estado de salud del paciente y también multiplicando las posibilidades de transmisión de la enfermedad al no poder ser controlada.

Otras patologías. En Rosario hay en la actualidad más de 600 personas con diagnóstico de Chagas (enfermedad que transmiten las vinchucas) y se estima que por cada uno de ellos hay 20 que desconocen su condición. Si bien la patología se instaló en la ciudad como consecuencia de las migraciones internas del Chaco y otras zonas endémicas, hoy la mayoría de los enfermos en tratamiento nació en Rosario. “Su atención representa un verdadero problema de salud pública para la ciudad”, señaló el cardiólogo Juan Beloscar, a cargo del único servicio de la provincia que trata esta patología en forma exclusiva y que funciona en el Hospital Centenario. “Son hijos de madres que tenían el parásito que produce la enfermedad, ya que la transmisión vertical es uno de los modos de contagio más frecuentes”, enfatizó el médico.La mayoría de los enfermos habita en las zonas oeste, noroeste y sur. Más del 80 por ciento no tiene obra social.
   La leptospirosis, transmitida por los roedores, es otra de las enfermedades vinculadas a las condiciones de vida que está aumentando en Santa Fe. Esta semana se conoció un nuevo diagnóstico en un joven de 27 años que trabaja en un supermercado de la capital provincial. Sólo en Rosario ya suman 48 los diagnósticos confirmados en lo que va del año, contra 8 que se registraron en todo 2009. Las autoridades sanitarias de la provincia reconocieron en estos días su preocupación por el incremento de los casos, algunos de ellos mortales.
   El hantavirus es otro problema de salud producido por ratones que se cobra todos los años vidas en la provincia.
   También hay que mencionar que el dengue y la malaria ya forman parte de la realidad local y afectan, en especial, a los sectores más desprotegidos (ver página 4).
   Otro foco de atención para las autoridades sanitarias son las enfermedades intestinales, como las diarreas y las parasitosis, siempre presentes y relacionadas fuertemente con malas condiciones de vida y hábitos de higiene insuficientes. Estas concentran año a año esfuerzos desde el punto de vista de la atención médica, ya que además de los medicamentos para solucionarlas suelen requerir internaciones.
   El año pasado, alumnos y profesores de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR decidieron investigar qué tipo de problemas del tracto digestivo afectaban a la población infantil en los distintos barrios de Rosario. Después de analizar las muestras, determinaron que en casi el 50% había presencia de uno o más agentes patógenos, fundamentalmente bacterias.
   Las enfermedades del tracto intestinal están ligadas a la pobreza, la inadecuada higiene personal y familiar, la falta de servicios sanitarios como cloacas y agua potable y de saneamiento ambiental.
   Además de las enfermedades transmisibles o infectocontagiosas, las denominadas “carenciales”, como los déficits nutricionales (anemias, desnutrición) también sirven como espejo de las sociedades que las padecen. Para saber qué condiciones de vida tiene una población, hay que analizar de qué se enferman sus habitantes. l

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