8/06/2007

el corazon y las gaseosas



Las gaseosas, el corazón y el pueblo de Framingham




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Los corazones de todo el mundo tienen mucho para agradecerle a los desconocidos habitantes de Framingham,
un pueblo que está a 32 kilómetros al oeste de la ciudad de Boston, en
el noreste de los Estados Unidos. En 1948, ellos (y ya van tres
generaciones) aceptaron ser participantes de un estudio científico para
saber por qué el corazón se enferma y aún hoy están aportando conocimientos.

Se reveló ahora que el consumo de gaseosas -comunes o light- aumentaría el riesgo de desarrollar síndrome metabólico,
un desorden que puede llevar a los males cardíacos. La causa de la
asociación entre gaseosas y síndrome metabólico todavía no está
aclarada. Y hasta los mismos investigadores que publicaron el estudio
en la revista Circulation,
de la Asociación Americana del Corazón, admitieron que necesitarán de
la ayuda de otros científicos para entender más el hallazgo (que la
industria de gaseosas ya desacreditó). El descubrimiento surgió a
partir de saber qué consumen y cómo está la salud de los habitantes de
Framingham.

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En 1945, había muerto el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt,
por un ataque cerebral hemorrágico y muy poco se sabía sobre cuáles
eran los factores que conducían a la enfermedad. Tres años más tarde el
entonces Instituto Nacional del Corazón, un organismo público, decidió
empezar con el estudio de la salud de 5.209 hombres y mujeres de Framingham,
que tenían entre 30 y 60 años. Desde entonces, les hacen cuestionarios
sobre sus hábitos de vida y les toman análisis de sangre, exámenes
clínicos y ecocardiogramas cada dos ó cuatro años (las dos fotos que
acompañan este texto fueron tomadas durante la primer etapa del
estudio). Más adelante, se sumaron los hijos y los nietos de los primeros voluntarios.


El estudio aportó mucho para trabajar en la prevención de las enfermedades cardiovasculares (son la causa del 30% de las muertes mundiales). En 1960, se encontró que fumar cigarrillos aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca. Después se fueron agregando otros factores de riesgo, como no practicar suficiente actividad física, tener sobrepeso u obesidad y diabetes,
que la presión arterial esté alta, que el colesterol bueno se encuentre
en un nivel bajo, que los triglicéridos estén altos y que a la dieta
con grasas hay que limitarla. Así, se pudo determinar los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares.


Se agregaría (está por verse) el consumo de gaseosas.
Claro que no es fácil asimilar todos los consejos, surgidos del estudio
de la gente de Framingham, a la vida diaria. Ayer, al enterarse de la
noticia, un amigo me dijo: "Ya no fumo. Voy a nadar. Casi no como
alimentos con grasa. ¡Pero a mi botellita de Coca diaria no me la van a
sacar! Ni lo piensen".


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